23 diciembre 2015

XI Media Maratón de Montaña Sierra de Oltà


XI Media Maratón de Montaña Sierra de Oltà

Después de un buen parón tras la UTMB, vi en el calendario la Media Maratón Sierra de Oltà, el día 13 de diciembre. La tenía en vista ya desde pasadas ediciones, así que me inscribí.

 
En esta ocasión iba solo, así que tras hacer algunas gestiones con Vicente, de Los Machapiedras, quedé para ir junto a cinco chavales más del Centro Excursionista de Elche, muy majos todos.
En la salida me puse algo más adelante de la mitad, con los compañeros que vine me habían comentado que si salíade muy atrás me tocaría tapón ya que habían un par de túneles en los primeros kilómetros.
Voy a buen ritmo pero sin excesos, llevaba meses sin correr por montaña y no quería pagarlo luego.
Tras dos o tres kilómetros de asfalto pasamos el primer túnel. El itinerario nos llevó pinada arriba donde pasamos el segundo túnel, éste más largo y en pendiente.
Subiendo y bajando me encontré con unas preciosas vistas del Peñón de Ifach, sobre el kilómetro nueve.
Lo más duro de la prueba llegó con el cresteo ya en la cumbre, en el que habían piedras afiladas y resbaladizas, aquí preferí no arriesgar e ir poquito a poco.

Tras esto se pasaba junto al peñón. Ya solo quedó apretar dientes y echar los restos en bajada.
En 2 horas y 21 minutos entré en meta. Satisfecho después del parón. 20 kilómetros y 1.000 metros de desnivel positivo al bolsillo.

Tras una ducha tocó reponer con un buen bocata de carne a la brasa calentito que la organización nos tenía preparado.

22 diciembre 2015

Utra Trail Mont Blanc

Ultra Trail de Mont Blanc

Hay ocasiones en las que las cosas que deseas no llegan en el mejor momento.
La ilusión de haber sido elegido en el sorteo para participar este año en la UTMB chocó con una temporada en la que estuve bastante liado con motivo de estar estudiando para promocionar en mi trabajo. Si sumamos el ajetreo laboral y familiar cotidiano,tuve poco tiempo para poder entrenar e ir a un acontecimiento de este nivel como uno debe ir.
Hubo momentos en los que pensé que si nadie hubiera sabido que tenía dorsal quizás lo mejor hubiera sido el no ir. Pero mi familia y amigos ya me estaban animando, billetes de avión comprados, alojamiento buscado... así que me dejé llevar y decidí ir, no en mi mejor estado, y dejar el pabellón lo más alto posible.
Mi estancia en Chamonix no fue muy larga, llegué el día antes de la carrera con mi mujer y una amiga de ella, la cual le hizo buena compañía el tiempo que estuve de carrera. Allí me reuniría con Pedro y Jorge de ultratrails.com.
Llegamos al aeropuerto de Ginebra donde alquilamos un coche y nos trasladamos a Chamonix. Recogí directamente el dorsal y tras esto fuimos a dejar el equipaje al alojamiento y dimos un paseo por Chamonix.
Desde la habitación teníamos unas preciosas vistas del Mont Blanc.


El día de la carrera madrugamos, se esperaba buena temperatura para los siguientes días, una suerte. Tras desayunar cogimos el teleférico a “Aigle du Midi”, inmejorables vistas, totalmente recomendable.
Bajamos y montamos en el tren que nos llevó a “Le Mer de Glace”.
Entre una cosa y otra llegamos al hotel a las 14, y había quedado a las 16 con Jorge en la salida. Necesitaba descansar un rato después de toda la mañana de excursión, así que quedamos en que nos encontraríamos en la zona de salida más tarde.
Sobre las 17 dejé la bolsa que me llevarían a Courmayeur y fui a la línea de salida, mi mujer cogió sitio para verme salir.
Inmediatamente me encontré con Pedro y fuimos a la busca de Jorge, pero iba a ser más difícil de lo que pensaba, el personal ya se estaba colocando en la zona de salida para coger sitio y era complicado moverse. Pensando que Jorge estaría mas adelante que nosotros, nos quedamos en el sitio con la idea de cogerlo por el camino.
Se acercaban las 18, y una mezcla de tensión e ilusión se mascaba en el ambiente, un águila sobrevolando a los participantes, sonaba “Conquest of Paradais” mientras me pasaba por la cabeza todo lo que había tenido que hacer para llegar hasta ese momento y el sacrificio que había hecho mi mujer en venir conmigo a Chamonix en vez de hacer un viaje más lúdico para los dos... En ese instante me dije que por todo ello tenía que comerme los 170 kilómetros y 10.000 metros de desnivel positivo, en menos de 46 horas, que me esperaban fuera como fuera.
Al fin tuvo lugar la salida y tardamos bastantes minutos en pasar por debajo del arco de salida. Había ambientazo, no cabía ni un alma más animando y despidiéndonos como si fuéramos héroes que van al campo de batalla. Gritos, cencerros, “allez allez”, muy emocionante.
Cuando tuve la ocasión, apreté el ritmo en busca de Jorge, en solitario ya que Pedro me dijo que se lo quería tomar con calma. Antes de salir de Chamonix oí mi nombre, era mi mujer con una sonrisa despidiéndose de mí hasta quien sabe cuantas horas más tarde.
Por mucho que aumenté el ritmo no vi a Jorge y ya habían pasado algunos kilómetros así que,erróneamente, pensé que ya lo vería. Luego me enteré que salió más atrás que nosotros, una mala noticia, ya que teníamos pensado en hacer la carrera juntos para amenizarla y no tener que estar tantos kilómetros solos por el efecto psicológico que ello tiene.
Los primeros ocho kilómetros sin mucho desnivel nos llevó a la localidad de Les Houches.
Primera subida para entrar en calor y bajada a Saint Gervais, donde había un buen ambiente.
La pendiente más larga de la prueba nos llevó a Croix du Bonhomme, y tras la bajada llegó a Chepieux, donde me tocó pasar el control de material. Tomé algo calentito y proseguí el largo camino que aún me quedaba, solo llevaba 44 kms.


De nuevo una larga de ascensión con destino al Col de la Seigne, entrando ya en Italia y poniendo mi próximo objetivo en llegar a Courmayeur.
El descenso a Courmayeur me termino de machacar los cuádriceps, se me hace eterno. Aún no había usado los bastones, que iban enganchados a la mochila. Los tenía reservados, ya que venía a la prueba tocado del hombro y por no querer desgastarlo demasiado esta es la consecuencia.
En Courmayeur recogí mi bolsa, 15 horas y 31 minutos para recorrer los 78 primeros kilómetros. Me eché vaselina por las ingles, comí y descanso un poco. Un corredor que entré en el pabellón se desfalleció y cayó al suelo pero pronto recobró la consciencia. Ya se estaba pagando el sobre esfuerzo y el calor.
Fui bastante cómodo con las zapatillas con las que había empezado, así que decidí no cambiármelas, me las quité un rato para airear los pies y poco más.
Sinceramente salí con más pena que gloria, sin ganas, pero había que seguir adelante.
Ascenso al Refugio de Bertone y Refugio de Bomati, consiguiendo hacer un poco de trote cochinero, después de tanta subida es difícil volver a coger al menos un poco de ritmo. Ya estaba en Suiza, al fin.
El camino hasta Arnuva se me hizo interminable.


Ya en la segunda noche se hizo dura la subida a Trient. Notaba que el cuerpo se estaba quedando en reserva y los cuadriceps cada vez estaban más tocados, se me hacían menos duras las subidas que las bajadas. Además, empezaba a tener dolor en los dedos de los pies. Al llevar al punto de avituallamiento comí y descansé un poco, y tras esto me acerqué al puesto de fisioterapia, buscando un milagro para los problemas en mis piernas. Hicieron lo que pudieron pero milagros no hay.
Salí y del cambio de temperatura me caló el frío en los huesos, poco a poco según transcurre la marcha entro en calor.
La noche fue un calvario, se me cerraban los ojos por momentos y hubieron instantes en los que pensé que tenía visiones. Había gente durmiendo en los laterales del camino y a pesar de que iba reventado no tuve tentación de imitarlos.
No se exactamente en que kilómetro me reencontré con un corredor catalán, llamado Josep Maria, con el que hablé un rato en la zona de Arnuva, íbamos igual de tocados pero conscientes también de que íbamos a llegar a Chamonix. Con él haría la recta final del recorrido y, francamente, fue una suerte tener su compañía después de casi todo el trayecto en solitario.
En la bajada a Vallorcine disfrutamos de un rato de merecido descanso, no habían prisas, íbamos en tiempo.
Llegó un momento en el que tiramos la toalla en el aspecto de acelerar ritmos para hacer algo menos de tiempo, íbamos tratando de disfrutar lo que podíamos dentro de las condiciones físicas en las que nos encontrábamos.
Antes de iniciar la subida a La Tete aux Vents se veía el reguero de corredores, o más bien a esas alturas andadores, subiendo esa zona rocosa. En ese tramos nos hicimos fuertes y fuimos a buen ritmo. Subida en pedregales y al fin bajada a La Flégère , sufriendo los dos por nuestros dedos de los pies y cuádriceps, era digno de ver nuestros andares y el ritmo al que íbamos por el que nos adelantaban muchos participantes. Pero, ¿qué más daba ya?. La cuestión es que lo teníamos en la mano y paso a paso nos acercábamos.
Dos horas y trece minutos consumimos en recorrer casi 8 kilómetros que habían de La Flégère a Chamonix, con 800 metros de desnivel negativo. Es una referencia para reflejar en que estado nos encontrábamos.
Al fin entramos en Chamonix, parecía que no iba a llegar el momento nunca, aún siendo las dos horas de la tarde había gente animándonos por la calle, con “allez allez”. Pusimos la poca carne que quedaba en el asador y comenzamos a trotar. Al fondo vi a Pedro, el cual me da un abrazo y me dice que Jorge y mi mujer están el arco de meta y en menos de un minuto ahí están gritando mi nombre y vitoreándome. 


 
44 horas y 9 minutos, no era el tiempo que hubiera deseado hacer, pero las circunstancias mandaban y me podía dar con un canto en los dientes por el hecho de haber conseguido terminar la Ultra Trail por excelencia.
Me dieron el chaleco finisher, me hice la foto de rigor y agradezco a Josep Maria el haber estado tantas horas dándome apoyo.
No se me pusieron los pelos de punta, ni se me escapó ninguna lágrima, simplemente estoy allí, echo un asco y sin sentimentalismos, había llegado y punto. Al fin acaba este dulce infierno.
 

Mi mujer me contó que mis amigos me habían estado siguiendo por facebook, gracias al seguimiento en directo de UTMB, les agradecí a todo ellos el que se hayan estado preocupando y que me hubieran apoyado desde la distancia.



XXXI Subida al Veleta

XXXI Subida al Veleta
 
Como último entrenamiento de calidad para la UTMB, el día 8 de agosto me encaminé rumbo a Granada para participar en la Subida al Pico Veleta que se realizaba al día siguiente. Hacía tres años que no la corría.
Junto con Pedro y mi mujer Cristina, la cual tuvo el detalle de aguantarnos a nosotros y nuestras batallitas de corredor y recogernos en Pradollano en meta, salimos dirección a Granada. Después de recoger los dorsales dimos un paseo por el centro y cenamos en el Albaicín. 


 A las 8 de la mañana, en el Paseo de la Bomba, tuvo lugar la salida de esta prueba de 50 kms. y 2.700 de desnivel positivo. Discurre casi en su totalidad por asfalto, quitando la parte final desde el Refugio de la Hoya de la Mora hasta el Veleta.
Después de dos vueltas al Paseo en los que uno entra rápido en calor, comienza nuestra subida continua y sin cuartel.
Lo que único que puedo reseñar es que en el avituallamiento de Pradollano me dio un pequeño mareo ( no se si debido al la altura o a que) del que me recuperé rápido.
Subiendo desde la Hoya de la Mora me uní a otro corredor, que me estuvo comentando que era la dieciochoava vez consecutiva que hacía la prueba... con él llegué hasta casi el final del recorrido.


Finalmente 5 horas y 52 minutos, con bastante frío en la cumbre. Me abrigué rápido y tras coger el minibus que baja hasta los remontes y el telecabina, en algo más de media hora ya estaba de nuevo con mi mujer.

Ultra Sierra Nevada Trail

Ultra Sierra Nevada Trail

El día 18 de julio tuvo lugar la Ultra Sierra Nevada en dos modalidades. Yo participé en la modalidad de Trail, con 62 kms. de recorrido y 3.000 metros de desnivel positivo.
Llegamos a la localidad de Granada, desde donde empezaba la prueba el mismo día por la tarde, Jorge, Israel y yo. Allí nos esperaba Pedro que iba a hacer la Ultra. Fuimos a recoger los dorsales y tras ello a buscar un sitio cercano a la salida para cenar pronto y hacer una buena digestión.


A las 12 de la noche comenzó la carrera, con un bonito callejeo por Granada por sus barrios del Albaicín y Sacromonte, con unas vistas nocturnas de la Alhambra dignas de haber sido fotografiadas. Esta panorámica hizo mas amena la cuesta arriba.
Este tramo lo hicimos juntos, al igual que el Llano de la Perdiz, donde se podía llevar buen ritmo. Algo después subida dura, Israel apretó el ritmo y Jorge y yo aflojamos un poco (a él no le había sentado bien la cena y no se encontraba bien). Antes del final de la subida me pidió que fuera a mi ritmo (él necesitaba reponerse de la indigestión) así que seguí mi marcha.
Sin rastro de ninguno de mis acompañantes, junto con el río de luces delante y detrás mía, transcurría la carrera.
Según pasaban los avituallamientos era más sonada la voz de los corredores sobre la escasez de alimento sólido o que las bebidas estaban calientes, algo que a la temperatura que estábamos no ayudaba demasiado.
La subida hasta Beas fue dura, lo único positivo fue que parte de recorrido que llegaba hasta Quentar pisamos algo de asfalto, cosa que me dio algo de aire y fluidez en el paso.
Antes de que se hiciera de día conseguí alcanzar a Israel, que iba a un ritmo parecido al mío, así que fuimos juntos hasta meta.
En la localidad de Quentar tuvimos un leve problema al no divisar una baliza y estuvimos dando una vuelta por el pueblo hasta que conseguimos volver a situarnos. En este avituallamiento había de nuevo coca cola caliente y seguimos la marcha.
Kilómetro a kilómetro, guardando energías a sabiendas que tocaba lidiar con los famosos cortafuegos, llegamos a esas empinadas subidas. Poco a poco,y no sin mucho esfuerzo y apretando dientes, llegamos arriba.
Pensado en que ya estaba prácticamente hecho, vino el tramo que más duro se me hizo. Pasaba el tiempo pero no los kilómetros hasta que al fin estaba en el horizonte Güejar – Sierra, punto final de este trail. 
 
 
10 horas y 44 minutos fue nuestro tiempo en realizar la prueba.

 
A día de hoy poco recuerdo de todas las críticas a la organización que pasaron por mi cabeza, pero sí que mucho debería cambiar la cosa para que volviera.




La Salvaje Trail

La Salvaje Trail (Velez Rubio)

El domingo 14 de junio, después de trabajar hasta las seis de la mañana, me trasladé a Velez Rubio (Almería) con Jorge, quien condujo para que yo pudiera descansar un poco.
La salida de la carrera tuvo lugar en el Polideportivo Municipal, no teniendo demasiados problemas para aparcar.
No hubo demasiada participación de corredores, ya que se trató de una carrera en la que se podiá participar en la modalidad de MTB o de carrera a pié y nosotros fuimos los menos.
Al empezar la carrera hubo un pequeño lío, ya que en ese punto y a la misma hora empezamos todos. Durante el trayecto urbano faltó un poco de balizamiento que podía dar lugar a algún despiste porque los ciclistas salieron bastante rápido y no estaba claro el itinerario.

La carrera fue rápida y poco técnica, 40 kms y 1.000 metros de desnivel positivo, bastante amenos y con una organización y avituallamientos buenos quitando el problema inicial.

 La Salvaje no fue tan salvaje.
Tarea hecha con vista al objetivo del año, la UTMB.