Tras muchos años visitando
Andorra con motivo de que mis padres viven y trabajan allí, al fin hice mi
primera ultra trail, el 11 de julio, en ese precioso país. 83 kilómetros y 5.000 metros de desnivel positivo me aguardaban.
El
viernes a las 7 de la mañana,después de trabajar, cogí rumbo hacia Andorra junto con mi mujer.
Empezó conduciendo ella para poder dormir yo un par de horas, después de estar
toda la noche trabajando.
Sobre
las 16 horas aproximadamente llegamos a Andorra la Vella, comí algo y dormí
otro par de horas en casa de mis padres.
A
las 23 horas ya me habían llevado a Ordino. Había bastante ambiente por las
calles y sonaba la batucada. A las 22 horas dio comienzo la Mitic y en una hora
comenzaría la Celestrail.
Hacía
fresco ya a esas horas así que me abrigué bien mientras esperaba que pasara el
tiempo ansiosamente. Un cuarto de hora después accedí al control de salida, me
revistaron las pilas de repuesto y teléfono móvil del material obligatorio.
Ahora solo tocaba esperar.A las doce, con puntualidad, tiraron fuegos
artificiales y, tras esto, pistoletazo de salida. ¡Al fin!.
Salimos
del pueblo recorriendo una cómoda subida por camino atravesando pueblos como La
Cortinada ya con los frontales encendidos. Sobre el kilómetro 6, tras pasar
Llorts, comencé la primera dolorosa subida de unos 6 kilómetros y 1.200 metros
de desnivel con destino a el Clot del Cavall, bonita subida bajo la luz de la
luna con neblina en el horizonte.
Tras
un mínimo descanso, en el Estret de l’Angonella, subida por una pendiente
rocosa viendo neveros a mi lado y pasando por encima de alguno.Extenuado, al
fin llego al Pic del Clot del Cavall. En este pico se alcanzan los 2.612 metros
de altura. Tomo un poco de aire y comienzo bajada por un prado por el que da
gusto pisar, más abajo se convierte en
pedregal y prado de nuevo, estos momentos son los que te enganchan al trail.
En
el kilómetro 17 se encontraba el primer punto de avituallamiento, en el Refugio
Joan Canut. Ya se hacía necesario llegar a él
porque escaseaban mis reservas de agua. En este avituallamiento se
encontraba tocando el famoso gaitero.
Subida
al Refugio de Comapedrosa y de ahí a Portella de Sanfons, donde se encuentran
las pistas de esquí de Arinsal. Tras descender unos cuatro kilómetros, llegué
al avituallamiento del Coll de la Botella dónde descansé unos minutos y comí
para hacer frente a 15 kilómetros de llaneo y bajada hasta llegar a Escaldes.
En
Escaldes aprovecho para hidratarme, comer y sentarme un poco a reponer fuerzas.
Ya quedaba menos de la mitad, pero las piernas se empezaban a cargar.
Aprovecho para llamar a mi padre
y decirle mi hora estimada de llegada a Ordino, que sería entre las 16.30 y 17.
Después
del descanso toca retomar la marcha y, como no, después de bajada toca subida.
Subida fuerte de adoquines que más tarde se convierte en pedregal. Un tramo de
subida de casi 800 metros de desnivel desde Escaldes hasta llegar al Coll
Novell.
Bajada que llega hasta la
carretera de Engolasters,en la que aprovecho para recuperar un poco. Una pena
no ver su lago.
Tras
circular un poco por asfalto volvemos a camino, ancho en esta ocasión. Sigo
trotando,aunque no a gran ritmo, pero al que el cuerpo me dejaba en ese
momento.
Cuatro kilómetros de
prácticamente llaneo para llegar hasta el siguiente avituallamiento, en Les
Pardines. Reposto y sigo al trote, cada vez cuesta más por esos ondulados
caminos.
Algunos kilómetros después me
encuentro con Xavi, un corredor con el que hago piña, y con el que finalmente
llegaré junto a meta.
Por
una zona arbolada, siempre a la sombra, seguimos corriendo hasta llegar a la
bajada a Canillo. Observamos nuestro nuevo objetivo: la subida al Coll de la
Cauba. Cruzamos la carretera general y de nuevo toca apretar dientes y darlo
todo en la subida. En estos momentos el cuerpo ya pide a gritos que pares pero
sigues subiendo paso a paso, sin descanso.
Al
horizonte ya se otea el penúltimo avituallamiento; el de Armiana. Tenemos una
bajada que hace delicias a nuestras piernas. Aunque ni el cuerpo ni la mente
quieren, nos ponemos a trotar cuesta abajo a un ritmo que poco ya es.
Descansamos
un buen rato en Armiana. Ya estamos en el kilómetro 68. Queda poco pero no
menos duro. 740 metros de desnivel positivo hasta llegar al Coll d’Arenes.
Nada más salir un repecho de
pendiente dura que da lugar a una bajada. Esto es un calentamiento para lo que
nos viene encima.
Los
últimos kilómetros hasta el Coll d’Arenes no tienen piedad; no hay momento al
descanso, con el cuerpo ya en las últimas solo piensas en “lo bien que se está
en el sofá” o “quién me manda meterme aquí”. Se hace interminable entre tramos
de andar y tomar un respiro, pero todo acaba y al fin estábamos en el Coll
d´Arenes, donde soplaba fuerte viento.
Cuando
estas arriba y ves el precioso paisaje es cuando te das cuenta del porqué estás
ahí y
de que sí que merece la pena el sacrificio.Tuvimos que parar al menos un
cuarto de hora por razones técnicas, pero daba igual, que más daba igual llegar
un poco antes o después.
Bajada
por un bonito prado, donde vimos caballos y bueyes pastando.Ya tan sólo nos
quedaba la subida al alto las Planes de Sornàs, la cual no era de gran dureza,
pero ya cualquier cosa resultaba desesperante.
Todo bajada ya, veíamos cada vez
más cerca Ordino. Ahora sí que estaba todo hecho. Encima mis padres y mi mujer
estaban allí esperando. ¡Qué ilusión!.
Mi
tiempo: 17 horas y 22 minuto. Algo más de lo esperado pero con terminar ya me
doy más que por satisfecho. Una suerte encontrar un compañero de fin de carrera
después de abordar tantos kilómetros en soledad. Grandes los voluntarios, que
aguantaron frío y viento, y nos recibieron siempre con una sonrisa y muchos
ánimos.
El Garmin casi aguanta toda la ultra, 6 kilómetros antes de meta lo paré por no tener batería
.
El Garmin casi aguanta toda la ultra, 6 kilómetros antes de meta lo paré por no tener batería
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